"Los sabios heredarán honra, más los necios llevarán ignominia"

(Proverbios 3:35)

sábado, 27 de febrero de 2016

El Ascenso - Capitulo 04 Final

Transcurrieron varias horas, que no se distinguieron si eran segundos o siglos ya que la pareja no tenía noción de tiempo. Los dos solos en la casa que parecía infinita por el espacio vacío que había. Afligidos, fueron los dos al dormitorio de Félix y cuando abrieron la puerta se llevaron una sorpresa única, y la ira les comenzó a fluir como magma por toda la sangre. En la habitación de su hijo se encontraba su “compañera especial”… desparramada por todas partes, resulta que la mejor compañía que tenía Félix… era la cocaína.
Uno de los especialistas que observó la escena de la tragedia le había dicho a la pareja que “… su hijo consumía y, demasiado. Había tenido algún disgusto o algo que lo haya afectado emocionalmente, entonces el joven aspiro tanto hasta llegar a un estado de descontrol y de locura. Comenzó a romper cosas, luego se subió a la ventana de su dormitorio que comunicaba con el patio del frente de la casa… y saltó… la caída fue muy dura y la sangre que perdió fue mucha, así que no pudo aguantar hasta que llegara la ambulancia… y el final todos lo sabemos…”
Ahora la pareja se encontraba en el centro de la pieza, con la mayoría de los objetos y adornos destrozados. Los dos sentían una culpa imperdonable. Primero la madre, que sabía perfectamente que su hijo no asistía a educación física, por comentarios de “el ojo observador”. Ya que lo vio en el pool con sus amigos y con su “compañera especial”… la cual había conocido en el dormitorio de su hijo. Pero ella prefirió callarse y no lo supo rescatar a tiempo, pero cuando hablo ya no podía ayudarlo, pues Félix ya no estaba.
Peor se sentía su padre, que nunca lo escucho. Que cuando pudo evitó charlar con el y aconsejarlo, que cuando se entero de su secreto prefirió alimentar su ego y codicia antes que auxiliar a su propio hijo.

Él, de pie y ella sentada en la cama… sus miradas se encontraron en el silencio, y se dieron cuenta que existía algo en que la pareja coincidía… que ya era tarde para lamentos.

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