"Los sabios heredarán honra, más los necios llevarán ignominia"

(Proverbios 3:35)

lunes, 28 de diciembre de 2009

El Silencio de la Noche (Parte 2)

A la mañana siguiente, por medio de los vecinos de la victima, la Brigada de Homicidios se encuentra en la escena del crimen realizando sus peritajes.
Saben que se trata del Espectro, ya con esta es su novena victima, pero todavía no tienen descripción física, huellas, ni datos para buscar al silencioso homicida.
Uno de los agentes más jóvenes y casi nuevo en el cuerpo, comienza a darle arcadas viendo el cuerpo apuñalado, se sujeta el estomago y se dirige al baño, sus compañeros comienzan a reírse. Una vez que sale comienza a insultar al aire, jurando que va a encontrar al Espectro, todos comienzan a mirarlo raro. El Sub-comisario Navarro le ordena que se calme y le indica al Principal Cáceres que junte todos los datos y que archive el caso en la carpeta “El Espectro”.
Terminado el turno laboral, el joven agente se encuentra con una noche tranquila y estrellada. Carga su mochila en un solo hombro, saluda a los compañeros en la puerta y camina silbando bajo. Estando a una cuadra de la parada del colectivo, solo se escuchan sus pasos, rápidos y ligeros, eso lo puso algo nervioso. Su frente comenzó a transpirar, de golpe sintió que una gota helada de sudor le recorrió la espina dorsal, cuando se dio cuenta de que su sombra se había ensanchado, al momento de darse vuelta… un golpe en el estomago le corto el aire. En su vista confusa logró distinguir una silueta de color negro, que se venía acercando alzando su mano.
- Vos… sos… vos… sos…- apenas logró balbucear la frase.
El Espectro no se hizo esperar, su puñal realizó unas 13 perforaciones, tomó la mochila de la victima y dejó el cuerpo inmóvil en medio del baño de sangre.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Sidón, El guerrero

Capítulo 1 - Enfrenta a Legión
Sidón, el guerrero de la nación de Vajeho, en su recorrido reclutando fieles soldados para Su Ilustrísima, entra en un pequeño pueblo de granjeros y este es bien recibido, los niños que se encontraban jugando entre los hatos de cerdos, tomaron la mano del extranjero para escoltarlo hasta el viejo aljibe, para que se siente sobre las húmedas piedras y descanse y pueda saciar su sed. Más al instante, una multitud rodeó al conocido soldado, algunos le dieron de comer y beber, sabiendo que no solo es el más fiel a Su Ilustrísima… sino además su propio hijo. Otros le negaban un sorbo de agua, pero era solo su propia incredulidad y desconfianza a las hazañas de Sidón. Pero él no dividió a su público y a todos les habló por igual.

- Son tiempos difíciles, pero el enemigo se acrecienta y se hace más fuerte… para serle fiel a mi Padre, deben dejar sus vidas atrás y seguirme… solo así podremos vencer a las fuerzas de Belcebú, Príncipe de los demonios.

Todos se miraban, balbuceaban bajo generando un murmullo leve. Hasta que algunos se animaron a preguntar…

- ¿Cómo podemos nosotros combatir a los demonios, si solo somos granjeros?
- Si hablas sin fe, antes de pelear, entonces, no pelees… pues antes de ser yo un soldado de Su Ilustrísima, fui un simple carpintero… y fue mi fe y mi fidelidad a mi Señor quien me hizo ganar las más terribles batallas.

Todos callaron y miraron al suelo. De en medio de la multitud, un hombre de mayor edad, se hizo paso hasta llegar a Sidón. Se paro en frente, luego se arrodilló como pudo, manteniendo su mirada al suelo.

- Noble granjero, agradezco tu respeto, pero para hablarme no tienes que bajar la mirada, alza tu rostro, mírame a los ojos y háblame.

El anciano obedeció.

- Sidón, gran guerrero de Su Ilustrísima, yo ya no puedo servir para el combate, tan solo soy un viejo granjero, pero se que mi hijo podría ayudarte a combatir las fuerzas de Belcebú.
- Noble granjero, nadie es inútil para mi Padre, que también es tu Señor. Pero acepto conocer a tu hijo… ¿Cómo se llama?
- Su nombre es Naín, pero hace un tiempo que se llama… Legión
- ¿Legión?... ¿y por que se hace llamar así?
- Él ha sido poseído por mil demonios de las fuerzas de Belcebú, los más fuertes del pueblo lograron encadenarlo a los dos árboles mas viejos y con raíces más profundas… pero su fuerza se volvió extraordinaria y los arranco con raíces y todo. Ahora vaga por el Viejo Bosque en los alrededores del pueblo.
- Es bastante peligroso que siga suelto.

Varios hombres dieron un paso al frente, y uno habló.

- Si logras detener a Legión te seguiremos… y los ancianos y mujeres nos alimentaran y cuidaran de los enfermos.
- Legión debe ser detenido, y las fuerzas de Belcebú disminuidas… pero Su Ilustrísima no quiere que lo sigan por conveniencia, sino por fe.
- Por fe, seguiremos a nuestro Señor – gritaron varias personas, que formaban una gran voz.

Sidón se acercó al aljibe, llenó su cantimplora con agua y antes de taparla, cerró sus ojos y comenzó a orar, profundamente, hasta llorar.

Así fue como Sidón, se adentró en el Viejo Bosque, con una tarde gris, con un sol opacado, un silencio a muerte, ningún ser viviente hacía aparición. Luego de caminar por largo tiempo, algo alertó al guerrero de Vajeho, que tomó su arco, de la mochila de su espalda tomó una flecha y comenzó a caminar casi agachado y sigilosamente. Cerró los ojos, comenzó a orar, un chirrido agudo que provino de un árbol quebró el silencio a muerte, Sidón con un movimiento ágil, tensó la flecha y disparó. Un ave bastante gorda quedó ensartada al árbol con un tiro preciso.

- Gracias Señor por el alimento… bueno, hora de comer… y de llamar a Legión.

Luego de un rato, Sidón preparó el fuego, desplumó el ave y la acercó a las brasas. El humo se hizo intenso, el olor que desprendía la carne jugosa se torno delicioso, así que cerró sus ojos, mientras oraba, realizó una pequeña gesticulación con la comisura de su labio que se transformo en una leve sonrisa… pues lo que se oía a distancia como una estampida acercándose, sabía que era Legión que fue tentado por el olor a comida, poseído o no, seguía siendo humano.

- Por fin nos conocemos, gran guerrero de Su Ilustrísima – habló desde lo alto una voz grave, deformada.
- Deja ese cuerpo Legión, pues no te pertenece – le indicó Sidón decidido, imponiendo su autoridad, elevando su vista, para encontrar un joven de largos cabellos, con un físico privilegiado, no propio de un granjero, pero con rasgos destrozados, con cejas arqueadas hacia abajo, de su boca que larga pus mientras respira agitadamente, un digno soldado de Belcebú.
- ¿Qué tienes en contra mío, gran guerrero de Vajeho?
- Te dí una orden, deja ya ese cuerpo
- No me desafíes ciegamente guerrero, pues soy mucho más hábil y fuerte que esa ave.
- Tú tampoco me subestimes, pues mi fe es más sólida que las cadenas y más profunda que las raíces de los árboles que destrozaste.

La provocación fue tal que Legión mostró un gesto enfurecido y lanzó un grito que hizo temblar al bosque. Saltó del árbol, con sus garras hacia adelante decido a dar muerte a Sidón, pero el guerrero fue rápido en disparar una flecha que no fue tan certera, ya que no pudo detener a la bestia, pero al menos provocó un pequeño corte en un brazo y con eso era suficiente. Fue así que Legión lo derribó con toda la violencia del impacto, y comenzó a golpearlo. Sidón no quería lastimar el cuerpo de Naín, para que no sufriera una vez exorcizado, así que tomo con una mano su garganta con toda su piel descascarada y apretó. Legión comenzó a asfixiarse, se volvió mas violento, pero Sidón con su otra mano, sacó una flecha y usándola de la lanza, provocó un corte bastante profundo esta vez en el otro brazo de Legión. Sidón fue liberado cuando Legión mientras se quejaba a gritos desesperados por el corte, apretaba las heridas de las que emanaba una sangre oscura y viscosa, fue el momento oportuno para el guerrero de Su Ilustrísima, que se sacó su cantimplora y derramó el agua bendecida en el aljibe en las heridas de Legión. Un humo intenso salía de las heridas que comenzaron a cicatrizarse, y la sangre comenzó a tornarse en un tono escarlata.

- Este fue solo el primer paso Legión, pronto dejaras a Naín… sígueme.

Sidón comenzó a correr con todas sus fuerzas, Legión enfurecido lo empezó a seguir, pero mucho más lentos, sus brazos parecían no responder y se tornaron más humanos que el resto de su cuerpo. El guerrero de Su Ilustrísima llegó al pueblo, donde todos miraban atónitos y se preguntaban “¿Qué paso?”. Hasta que ven llegar a Legión y se meten dentro de sus casas, menos el padre de Naín, que se arrodilla llorando ante la imagen de su único hijo. Sidón toma su espada y desafía a Legión. La bestia se abalanzó furiosa como una estampida de búfalos, que terminó llevándose por delante al guerrero dejándolo inconsciente. Los miedosos testigos que espiaban por las aberturas de los postigos comenzaron a lloran, porque temían lo peor. Legión alzó sus brazos en señal de victoria y gritaba de jubilo, Sidón aprovechando el descuido en un rápido movimiento de su espada, con apenas el filo de la punta, logró provocar un fino corte sobre el pecho de Legión y sobre el corte derramó todo el contenido de su cantimplora.

- Ahora si, abandona ese cuerpo y ve al cuerpo que te mereces – Sidón se acerca al hato de cerdos y levanta uno, acercándolo a Naín, que comenzaba a gritar y realizar movimientos raros con su cuerpo. Hasta que una sombra deja el cuerpo de Naín, se eleva rápidamente y desesperada entra al cuerpo del cerdo. – ahora si estas donde te mereces.

El anciano granjero corrió hacia su hijo recién liberado de su pesadilla, lo abrazó llorando de alegría.

- Por las dudas no coman este cerdo, para que no les caiga mal – Sidón se acercó al granjero y su hijo.
- Gracias, gran guerrero de Vajeho – dirigiéndose a su hijo – Naín, el es Sidón, el te libero de las garras de la maldad de Belcebú.
Naín que todavía se encontraba algo aturdido por el shock, alzó su mirada, se arrodilló ante su salvador y comenzó a besarle los pies.

- Gracias… gracias… te seguiré gran guerrero.
- Deja tu anterior vida, Naín… y serás proveído por Su Ilustrísima.
- Así será, mi señor.

Mientras Naín se despedía de su padre, Sidón fue a buscar a aquellos que juraron seguirle si detenía a Legión, tan solo dos hombres creyeron en el guerrero hijo de Su Ilustrísima, los demás prácticamente lo echaron del pueblo por tildarlo de hechicero. Así sin más Sidón y sus acompañantes caminaron hasta su barca y se marcharon.
Mientras los dos granjeros remaban, Naín mira el rostro de Sidón que derrama una lágrima pero a la vez sonríe.

- ¿Qué pasa Sidón?
- Siento tristeza, pero al mismo tiempo felicidad… salí solo del reino de mi Padre, para reclutar fieles soldados, al entrar a tu pueblo creí que era como un pastor que tiene cien ovejas, y que cuando una se le pierde, se entristece y deja todo por ir a buscarla. Y que cuando la encuentra su alegría es doble, no solo por haberla encontrado, sino porque vuelve a tenerlas todas. Yo hoy tal vez perdí gran parte del rebaño, pero al menos me contenta de haber recuperado tres ovejas de el.

martes, 17 de noviembre de 2009

Infidelidad

El estudio era bastante acogedor... muy bien amueblado, con un gran ventanal con vista a la calle. En una amplia mesa la secretaria del Psicólogo teclea rápidamente en su computadora... hasta que rompió el silencio...
- ¡¡Siguiente!!...
Una señora de unos cuarenta y dos años, se levantó apuradamente y se dirigió al despacho del doctor... golpeo suavemente en la enorme puerta, espero la respuesta desde adentro y luego ingresó.
Sentado detrás de su escritorio... un hombre con una presencia profesional de unos treinta y ocho años, le hizo un ademán a su paciente para que se sentara... se saludaron respetuosamente y comenzó la sesión...
- Buen día, Señora... ehhmm Nilda… de Rojas... ¿puede ser?
- Si doctor, así es.
- Bueno cuénteme, ¿cuál es el problema que esta teniendo?
- Mire... con mi marido teníamos una buena relación... me trataba bien, igual que a los chicos... pero un día empezó a actuar extraño... mentía que se quedaba en el trabajo... ya no me atendía y hasta no le prestaba atención a los chicos...
- Siga, por favor...
- Hasta ahí, dentro de todo el clima estaba calmo... pero la cuestión empeoró, cuando una amiga mía, me comentó de haberlo visto con una… ¿Cómo decirlo?... “acompañante”... intenté no prestarle atención a lo que me dijo, pero era imposible... tenía un “algo” por dentro que me impulsó a sacarme la duda...
- ¿Qué fue lo que hizo entonces?
- Contraté a un persona de confianza, para que lo siguiera... y me confirmó mi sospecha... ¡¡mi esposo me engaña, doctor!!... – de repente una lagrima comenzó a deslizarse por su cara, y ella la hizo desaparecer con su pañuelo- no se imagina la indescriptible indignación que tuve, y que todavía tengo... es más, hasta... hasta tengo ganas de matarlo, por tan aberrante traición.
- Hmmm... la verdad es que me deja sin palabras... pero igual no debe cometer una locura y ensuciarse las manos... quizás lo mejor sea olvidar todo y empezar de nuevo.
- Pero doctor... ¿cómo pretende usted que me olvide de quince años de matrimonio?... las noches que me desvelé para atenderlo cuando se enfermaba... cuando se quedó sin trabajo, hicimos hasta lo imposible para salir adelante... y ahora me viene a engañarme con otra mujer...
- Nilda, escúcheme... esta claro que para la mayoría de las parejas estables, la infidelidad rompe la confianza absoluta depositada en el otro, y es difícil recuperarla... pero la verdad es que, a la vista de la evolución del matrimonio, no podemos dejar de pensar que el ser humano es ambivalente... por una parte desea ser fiel... pero lo cierto es que parece ahogarse en una relación prolongada y busca la variedad.
- Me lo dice tan tranquilo, por que no le sucedió a usted...
- Eso no tiene nada que ver, quitarle la vida a un cónyuge no es la solución más viable a los problemas personales... lo mejor sería, intentar olvidarlo de a poco... y comenzar su vida de nuevo sin descuidar el cariño de sus hijos.
- O sea, ¿que usted quiere que mire a otro lado, mientras el se ríe de mí?...
- Nadie se ríe de usted Nilda... pero ahora ¿comprobó si el le fue infiel con una “profesional” o acaso mantiene una relación estable?
- Y... se encuentran casi todas las tardes... para usted ¿eso es una “profesional” o una pareja estable?
- ¿Cómo sabe que se ven por las tardes?
- No le conté que contraté a una persona de confianza... lo siguió casi por dos semanas y todas las fotos que sacó son con la misma mujer...
- ¿Tiene fotos?... interesante… ¿Las puedo ver?
- Por supuesto.
Nilda comienza a revolver sus pertenencias dentro de su cartera, hasta que saca un sobre A4 de papel madera y se lo alcanza a su Psicólogo. Este lo abre y observa detenidamente las fotos... de repente su expresión cambió... su rostro se torno lúgubre, cambiando rápidamente a un tono agresivo. Arrojó el sobre con furia sobre el escritorio... se levanto de su silla y tomó el saco del perchero.
- Bueno... ¡aquí termina la sesión!- exclamó cortante el doctor.
- ¿Cómo que acá finaliza?... ¿entonces... que hago con mi marido?
- Usted haga lo que quiera... ¡¡YO VOY A MATAR A MI ESPOSA!!

domingo, 1 de noviembre de 2009

La Jaula

Otra noche más en esta húmeda y comprimida habitación, en la que mi cuerpo reposa hace ya cinco lunas. No tengo contacto alguno con el exterior, solo una pequeña ventana abarrotada, deja que entre algo de libre oxígeno y es la que me avisa cuando es de día y cuando oscurece. Tan solo tengo aquí dentro un colchón todo roñoso y una frazada no más impecable. Hace un instante las personas que se visten iguales y que actúan en forma agresiva, entraron por la pesada y chirriante puerta que se mantiene siempre cerrada, me trajeron lo que ellos llaman cena, aunque el frenético apetito me impulsó hacia la bandeja, para tratar de llenar el vacío de mi estomago, mi idea cambio cuando tome el trozo de pan, intenté darle fuertes mordiscos, pero pensé que mis dientes se rompían, quizás si lo arrojaba contra la pared la tiraría abajo. Con el agua no me fue distinto, ya que pensé que bebía fango y lamentablemente tuve que escupirla, pero en forma silenciosa, porque si las personas que visten iguales ven que tiro la cena, me van a agregar más marcas escarlata sobre todo mi cuerpo. Así que me siento sobre el fino y mugroso colchón que ni siquiera es capaz de frenar la intensidad glacial que proviene del piso en forma dominante, enlazo mis manos, solo me queda orar para que termine mi sufrimiento de una forma u otra.

lunes, 19 de octubre de 2009

El Título

El bar estaba completamente desierto, hasta que llegaron cuatro personas… tres hombres y una mujer. Los cuatro son escritores y están por hacer una reunión previa antes de presentar su material ante una editorial. Hacen una seña al mozo para que se acerque.
Mientras Silvia deja su abrigo en el respaldo de su silla, Gustavo busca sus copias en la mochila, Carlos las esta sacando de una carpeta y Nicolás ya las tenía en su mano. Cuando los cuatro depositan sus trabajos en la mesa, se arrima el mozo con un anotador y un lápiz.
- ¿Qué se van a servir? – pregunta este cortésmente.
- Traiga una ronda de café, por favor – responde Carlos.
- Muy bien... disculpen el atrevimiento, pero ¿son escritores? – continua la conversación mientras anota el pedido.
- Así es... o al menos lo intentamos – contesta Silvia en forma de chiste, y los demás comienzan a reírse festejando su respuesta.
- Yo siempre soñé publicar un libro, pero no soy muy bueno escribiendo, entre el bar, que ahora esta vacío pero a veces es un mundo de gente, y la familia, que si no es mi esposa son mis hijos, no tengo tiempo suficiente para dedicarle. La verdad que los envidio.
- Podría traer los cafés antes de que nos vayamos por favor – Gustavo siempre en forma cortante.
- En seguida se los traigo - resignado el mozo, da media vuelta y se retira.
Los cuatro escritores comienzan a exponer sus opiniones, y comienzan a organizar lo que sería la tapa, contra tapa, que escribirían en el prologo. Y la discusión comienza cuando entra en conflicto el titulo, cada uno venía con alguno preparado, pero otro argumentaba un mini discurso para que se quiten esa idea de la cabeza. En medio de la discusión aparece el mozo, y en una bandeja de plata traía lo que habían encargado.
- ¿Podrían poner las hojas en una esquina de la mesa?, así puedo poner las cosas – pregunto respetuosamente.
Nicolás en forma callada se encarga de juntar todos los trabajos, y entonces el mozo comienza a descender en la mesa, todo el pedido.
- Les comente que tengo un amigo que trabaja en una editorial, que siempre me insiste que escriba, que él se encargaría de publicarlo… es un muy buen contacto, se que cuando tenga algo lo voy a ver – comento con la intención de continuar la charla.
- No, no lo dijo y nosotros también tenemos contactos en una editorial para poder publicar, si ya termino puede retirarse – Gustavo siempre tan “cortes”.
Una vez terminados los cafés, la discusión se prolongó un rato, hasta que Nicolás comienza a sentirse mareado y preocupa a los demás, lo sigue Gustavo, que siente que se le cierran las vías respiratorias, Silvia es la siguiente, que se desploma en el piso. Del temor, Carlos intenta salir corriendo, pero es demasiado tarde, su café también estaba envenenado. Con su último aliento puede ver al mozo, que se acerca a la mesa, toma los trabajos de los cuatro y se le acerca.
- Gracias, por los escritos... me voy corriendo a ver a mi amigo y poder cumplir mi sueño, y no se preocupen por el titulo que lo voy a pensar camino a la editorial. – se marcho alegremente pronunciando nombres al aire como si estuviera hablando con otra persona.

lunes, 12 de octubre de 2009

Frase de Robert Rodríguez

"Lo que tienen que aprender es que ser creativos no es lo único. Tienen que convertirse en técnicos. La gente creativa nace con eso. La gente técnica no puede ser creativa, es algo que nunca tendrán. Hay mucha gente creativa que no quiere aprender cómo ser técnica, así que termina dependiendo de la gente técnica. Conviértanse en técnicos, lo pueden aprender, y si son creativos y técnicos serán imparables"

Robert Rodríguez: Guionista y Director norteamericano, que se caracterizó por hacer películas de bajo presupuesto. Entre ellas están: La trilogía del Mariachi, Planet Terror, Sin City, Del Crepusculo al Amanecer.

viernes, 9 de octubre de 2009

Nuestras Tardes

Son las seis de la mañana... a pesar de la hora todavía estoy solo en la oficina, hace un rato que termine mi desayuno... estoy limpiando mi taza mientras la computadora inicia su sistema operativo. Sospecho que el día de hoy, va a resultar casi estresante... en el escritorio hay una montaña enorme de papeles y planillas que debo controlar y firmar... todavía tengo cosas pendientes desde ayer, pero siempre que termino de resolver un problema, me aparecen cuatro.
Pero igual nada de esto permite que pueda olvidarme de ella.
Recuerdo su anterior trabajo, estaba prácticamente viviendo ahí y sus días de descanso eran inciertos. Había veces que pasaba un largo lapso de tiempo sin que nos viéramos.
Por suerte lo dejó, y ahora se dedica solamente a la tranquilidad hogareña. De esta manera no tenemos que esperar sus días francos para vernos. Ahora tenemos todas las tardes de la semana, en las que retorno de mi trabajo, por eso acordamos denominarlas nuestras tardes… para convertirlas, en nuestra ceremonia personal.
Además la noto más compañera y su sola presencia en mi casa, es el significado de la palabra felicidad.
Son casi las ocho, ya empezaron a llegar mis compañeros, entre café y anécdotas, les recordé nuevamente a todos cuanto la aprecio y lo que significa ella para mí. Finalizada esa peculiar reunión, en la que todos tratamos de conocernos mejor charlando de nuestras cuestiones familiares. Vuelvo a mi escritorio a tratar de disminuir la inmensa montaña de trabajo que tengo en este instante.
Para cuando terminé de teclear en la máquina, eran casi las nueve y treinta... milagrosamente pude poner todo al día... lance un largo suspiro al aire, como señal de victoria... le había ganado al tiempo. Me acomodo en la silla y observo el reloj que llevo puesto, uno de los tantos regalos que me hizo, e inmediatamente se me vino a la mente varios recuerdos de nuestra infancia... ella jugando en mi casa... yo con mi hermano divirtiéndonos en la suya... cuando su abuela nos llevaba a la plaza... todos los cumpleaños... los días del amigo. Pero el que más revivo es cuando a los once años, le escribí una carta, en ese entonces mi timidez era más poderosa y tardé dos días para dársela, y cuando junte coraje y se la entregué en sus manos... no pronunció palabra alguna, solamente me la entregó callada, un silencio tan profundo que solo consiguió alargar aún más mi duda. De la bronca rompí la carta y en cada trozo de papel que desintegraba, iban con el las esperanzas de estar juntos.
Me invadió una vergüenza inimaginable, que no me permitió mirarla a los ojos, ni hablarle como la había hecho hasta ese momento... mi silencio duró varios años... me auto margine de su compania por miedo a otro rechazo. Tarde un tiempo para atravesar esa barrera inexpresiva, y volver a dirigirle una palabra.
Mientras admiro la belleza de sus ojos, en una foto suya que tengo debajo del monitor de mi computadora... no entiendo como se me vino a la cabeza, la tarde en que me presentó a su novio... quizás fue la daga más filosa que alguna vez me haya cortado, dejándome una herida incurable.
Por suerte sonó el timbre del teléfono y arruino ese fastidioso recuerdo. Me acaban de comunicar que ya nos depositaron el mes de sueldo, perfecto, lance un grito frenético que retumbo en la oficina, me callé cuando me di cuenta que varios compañeros me miraban desconcertados. Me levante de mi silla y salí a dar una vuelta por la planta.
En el instante que observo mi reloj, noté que faltaba poco para ir a almorzar, así que decidí volver a buscar al resto del grupo. La comida no fue de lo mejor, pero los chistes estuvieron espectaculares... en el comedor solo se escuchaban nuestras risas.
Por fin se cumplió mi horario, la salida y el retorno a casa. Una vez cumplida mi tarea, me encuentro en el vestuario, me ducho lo más rápido que puedo, porque no veo la hora de estar con ella.
Llegue tarde a la estación y el siguiente tren viene en quince minutos aproximadamente, me dirijo a un banco de cemento a realizar la espera... mis neuronas entraron en funcionamiento y me sitúo en una noche sábado que salimos a bailar con su hermana y la amiga... un repentino viaje al shoping a jugar al minigolf y al bowling... y en especial una noche del mes de julio, tanto miedo tuve de equivocarme en alguna locura mía, pero la suerte estuvo de mi lado... nos unimos en un interminable y tierno beso, a partir de ese momento nos entregamos a una pasión eterna.
Tan solo una semana después, decidimos contarles a todos lo de nuestra relación... y hoy hace ya cinco años que estamos juntos... hubo peleas, discusiones, mal entendidos... pero nuestro amor siempre soluciono todo.
El ruido molesto de la locomotora me despedazó el dulce pensamiento entre nosotros. Viajo demasiado apretado en este tren, ya que en esta hora salen todos de trabajar... de pura casualidad conseguí un asiento, así que voy a tratar de descansar hasta llegar a destino.
Una vez que me baje del tren, me dirijo a un cajero automático a retirar mi sueldo. Una vez que tuve la plata en la mano, me acerco a un puesto de flores y le compro un enorme ramo de rosas rojas, sus preferidas.
Por fin me encuentro en mi hogar, el cansancio del viaje y las tareas laborales hacen que extrañe mi techo cada vez más. Dejé mis cosas y fui a buscarla, la encontré cocinando, sola, tranquila, me vio y me saludo con un frío beso. Ya antes de llegar en donde estaba ella, mis piernas comenzaron a temblar... la timidez me renació, como aquella tarde en la que le di mi carta y ella me la devolvió en silencio... pero ahora debía ser más fuerte que nunca... este paso que iba a dar, era muy importante, por eso tengo que hacer las cosas de la manera más delicada... así que me pare justo en frente de mi novia, escondí detrás mió el ramo de rosas, y debía a toda costa superar mis temores… así que recobre mi valentía y este era el momento para hacerle la pregunta que iba a tener un antes y un después en mi vida… respire hondo y la formule…
- ¿Te querés casar conmigo?
Me asuste… ya que se quedo hecha una estatua, como aquella tarde que me devolvió la carta en forma insonora… miraba para abajo y no me respondía.
- ¿Y? ¿Te querés casar conmigo?
- NO… lo siento mucho… pero la verdad, te lo iba a decir hace tiempo, pero decidí volver con mi ex. Todo este tiempo que estuve con vos, mi vida no avanzó nada. Seguimos viviendo en esta casa que se cae a pedazos y vos que en tu trabajo no progresas ni ascendes, ganas miseria y eso no alcanza… lo lamento demasiado pero pensé que eras otra cosa.
Sin más nada que decir se fue hacia su dormitorio. Yo, petrificado por la respuesta, digiriéndola de a poco, por como me golpeo. Deje el ramo sobre la mesa… tome el cuchillo con el que estaba cocinando y la alcance antes de que entre a su dormitorio. Alce mi mano y la baje con toda la furia, una y otra vez. No recuerdo cuantas fueron, tampoco si gritó o si trató de defenderse… pero se que fueron puñaladas devastadoras, que acabaron con su vida en un instante. La arrastré, marcando un camino de sangre hasta el patio… cavé una enorme fosa y la enterré, dejando las rosas rojas encima de la que ahora se convertía en su tumba.
Así es querido diario... en un tiempo, la sentí más distante que al mismo firmamento... y hoy como no me aceptó como su marido y además quiso volver con su ex pareja... tuve que hacer un pequeño sacrificio, pero valió la pena, ella ahora esta solamente conmigo y de acá no se va a mover y lo más importante que no va a ser de nadie más. Así que partir de hoy no solo tengo que ser más responsable en mi trabajo, y más dedicado en la casa, sino que le voy a traer sus flores preferidas siempre, hasta el día en que yo muera. Va a tener sus rosas rojas manteniendo nuestra ceremonia personal… y solo resta decir que es hoy no fue un día normal… a partir de hoy quedó sellada como nuestras tardes.

martes, 29 de septiembre de 2009

Estado de Coma

La Señora Eleonor McQueen, estuvo internada durante más de diez años, en estado de coma. Después de tanto tiempo, sus familiares comenzaron a perder las esperanzas, así que decidieron sacarla del hospital y darle un funeral digno.
Sus restos fueron velados casi en secreto y fueron enterrados por la mañana en un pequeño cementerio público. Esa misma tarde, de la tumba de la Señora McQueen, se oían gritos sordos, como perdidos en un espacio pequeño, algo confusos. Tan solo las palomas que posan sobre las cruces y lápidas, escuchaban los lamentos ahogados que provienen de una de las fosas.
Luego de un instante, enmudecen los aullidos y vuelve a regir una mudez reinante sobre el pequeño cementerio.

lunes, 24 de agosto de 2009

La victima

Transpiraba a manantiales a pesar del aire acondicionado. Llevaba un ramo de flores enorme, vestía elegante y se había perfumado a litros. Hizo un leve suspiro y entro a la habitación del hospital. En ella descansaba su amada, que hacía varios días que estaba internada y no podían encontrar el motivo de su malestar, y que a pesar de lucir un aspecto casi moribundo, aún conserva los rasgos de una hermosa mujer.
Al muchacho le temblaban las piernas viéndola así, y se anticipaba a los pronósticos médicos, pensando que no tendrían esperanzas de salvarla. Dejó el enorme ramo en el florero de vidrio que estaba en la mesita de luz y le coloco un poco de agua. Tomo la débil mano de la joven y la sentía áspera, casi sin vida, su pulso era apenas perceptible por el tacto de él… lamentablemente no era muy buena señal.
Con esfuerzo ella abrió sus ojos y lo vio sentado a su lado, intento apretarle su mano pero sus fuerzas se agotaban cada vez más, entonces le dedico una tierna sonrisa. Noto el ramo en el florero y una salada lágrima se desprendió de su ojo, y el otro ojo celoso no iba a ser menos, entonces también comenzó a lagrimear.
El la veía poco atractiva en ese aspecto demacrado, pero de todos modos le beso la frente, y le pareció que había besado una lapida.
- Hola preciosa
- Viniste a verme
- Claro, ¿como te voy a dejar sola?
- Te quería ver… antes de irme – suspendió el comentario por culpa de la tos.
- No te vas a ir a ningún lado… vos quédate tranquila.
Él le acomodo la almohada para mejorar su posición y le humedeció los labios, que absorbieron el agua como una esponja seca.
Ella cerró los ojos para descansar y él se quedo sentado en una silla al lado de la cama. Pasaron las horas y los dos se durmieron. Él se despertó sobresaltado y no noto signos de vida en su amada. Desesperado comenzó a llamar al doctor y a la enfermera.
De todos modos le tomo su muñeca para comprobar si había pulso, y por fin se convenció de lo inevitable… ella había muerto.
Los llantos no se hicieron esperar, él se aferro a la mano seca y áspera del cadáver y comenzó a humedecerla con lágrimas de culpa.
- Discúlpame… discúlpame… el veneno no era para vos… era para tu mamá.
Pero él no se había dado cuenta que el medico y la enfermera ya habían entrado a la habitación cuando se confeso ante la muerta.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Condenada Soledad

En una mañana soleada, suaves hilos de luz comienzan a asomarse y se filtran por la ventana de mi dormitorio. Un nuevo amanecer, y este era totalmente distinto... pero la diferencia no estaba en el clima, sino que estaba dentro mío, en mis sentimientos o en mi forma de pensar. Quizás no lo se... quizás no quisiera saberlo... quizás nunca lo sabré. Era una sensación que azotaba mis más escondidos temores. Pánico a esta rutinaria soledad que desgasta segundo a segundo a esta alma carente de comprensión. Y espanto a que la propia cobardía se apodere mí, para no permitirme combatir a los miedos que se acrecientan en mi consciencia.
Desde la ventana de mi habitación, veo como el otoño se apodera poco a poco de la calle. Y en cada hoja seca, que vuela hasta encontrarse con el pavimento, se encuentra una duda mía. Incertidumbres olvidadas, que se convierten en un duelo entre el conocimiento y la necedad... puede ser que nadie las oiga, pero mientras Dios las discierna, conformaría mi reposo. Tan solo son cuestiones que invaden al ser humano, como por ejemplo preguntarse: ¿si mañana seguiré luchando? O ¿ si la lucha de hoy valdrá la pena mañana? Quizás estas preguntas no tienen sentido para muchos, y otros tal vez nunca se la hicieron. Pero para mi comenzaron a tener importancia, desde que el abandono me persigue. Por el momento soy más rápido que él... pero no se cuando puedo llegar a tropezar y que este me alcance.
Como ya mencione anteriormente, es el nacimiento de un reciente día y una nueva vida empezaba para mí. Son otras las sensaciones las cuales debía afrontar, y me costaba mucho más enfrentarlas solo, como lo he hecho durante los últimos seis años de mi vida.
Era mi sola presencia la que descansaba en este aposento, que nunca supe si era chico o grande, como tan solo mi cuerpo ocupaba parte de su espacio, el resto del lugar parecía infinito. Pero hacía tan solo nueve meses, las cosas habían cambiado... éramos dos personas que habían unido su soledad hasta convertirla en una fusión inseparable. Dependíamos el uno del otro, enfrentábamos todos los peligros juntos. Por las noches con la fina y cristalina claridad de la luna, rezábamos por el bienestar de los dos. Entre los dos prometimos, que si algún día la malicia intentaba entrometerse y lograba separarnos, o si la sombra de la muerte acechaba muestra cálida protección... que el camino elegido por cada uno sea cargado de afecto y de sabiduría, para que ningún mal se apodere de nosotros.
Ahora me encuentro aquí, parado frente a la ventana... recordando a mi compañero de celda, que anoche había sido ejecutado. Ni las plegarias, ni las suplicas que tantas noches habíamos dictado al silencio sepulcral de nuestro pabellón, lo habían salvado de la inevitable pena de muerte.
Hoy vuelve a ser mía esta sucia e incomoda jaula, en la cual, hasta anoche, éramos dos los presos que pedían a Dios por el bien de ambos. Los que algún momento nos preguntamos: ¿si valía la pena la lucha de hoy el día de mañana?... pero el afectuoso y cálido recuerdo de nuestra familia, fue nuestra respuesta a esta curiosa pregunta.
Miro el revoloteo de las hojas, que van de un lado a otro, y envidio su libertad en una manera anhelada. Solo me queda contar los segundos en forma regresiva, para esperar a que se cumpla mi tiempo aquí dentro. Y una vez afuera vivir tranquilamente, libre de culpa, para no regresar a esta infernal lección y que la maldad no se me haga costumbre. Que quiera uno o no, por el simple hecho de visitar este lugar te convierte en alguien marginado... seas culpable o no.
Mientras tanto continuo sobreviviendo en esta jungla de cemento, que me convirtió en un ser más melancólico, que aquel que era antes de ingresar aquí.
Ahora me voy preparando, tal vez en un rato venga mi familia a visitarme, pero una vez que ellos se hayan ido... vuelvo a la compañía de mi condenada soledad.

domingo, 26 de julio de 2009

El Silencio de la Noche

Es su primera noche viviendo solo. Un silencio sepulcral y una tranquilidad absoluta la convierten en una noche perfecta para descansar.
De pronto escucha un ruido en el picaporte… y la puerta se abre. El corazón le martilla el pecho y su cuerpo quedo casi paralizado.
Cobró valor y se levanto a ver ¿que? o ¿quién? entro en su casa.
El Espectro silencioso, lo vigila desde las sombras… espera el momento justo y ataca.
Nueve puñaladas terminan con la vida de su victima. Luego del baño de sangre, tomó las cosas de valor que encontró y salió a la bruma de la húmeda noche silenciosa.

viernes, 17 de julio de 2009